Las ventanas que se vuelven opacas ayudan a reducir el consumo
de energía pero son muy caras. Científicos españoles han creado una alternativa
mucho más barato.
En las casas del futuro podremos
controlar la temperatura y la luz a distancia, la puerta se abrirá desde el
móvil y las persianas serán un elemento innecesario. En su lugar, las propias
ventanas controlarán la entrada de luz y la privacidad del interior haciéndose
opacas o transparentes a voluntad del usuario.
Aunque aún falta un largo camino de
adaptación comercial e implementación, todos estos sistemas ya existen a día de
hoy. Algunos, como la domótica, ya están conquistando muchas casas gracias a
que existen productos con precios aptos para todos los bolsillos. Las ventanas
inteligentes, en cambio, son una tecnología demasiado cara, llegando a costar
varios miles de euros por metro cuadrado.
Un equipo de investigación del Instituto
de Investigación de los Materiales de Madrid, perteneciente al CSIC, podría ser
el causante de que las ventanas inteligentes lleguen finalmente a nuestras
casas gracias a un nuevo sistema que han patentado que haría esta tecnología
espectacularmente más barata.
“El precio desciende de unos miles de euros a unos cuantos céntimos el
metro cuadrado”, asegura David Levy,
profesor del Departamento de Materiales Fotónicos y uno de los investigadores
que ha desarrollado el invento. La clave en la diferencia de precio está en los
materiales que se utilizan.
Un sistema que 'consume' agua
Habitualmente, en este tipo de ventanas
capaces de ser opacas o transparentes se encuentra una estructura compuesta por
dos elementos: dos láminas de vidrio conductor transparente y entre ambas una
capa de cristal líquido. Ambos materiales son muy costosos, especialmente el
segundo. “El cristal líquido es adecuado para superficies pequeñas, como un
reloj, pero a gran escala es demasiado caro”.
Levy y su colega de investigación Marcos
Zayat trataron de replantearse todo el sistema partiendo de sus principios
físicos, buscando un método de conseguir lo mismo con otros materiales.
Lo que han
creado es un componente poroso que pasa de transparente a opaco dependiendo de
su exposición a aire húmedo o seco. “Por decirlo de forma sencilla, es un
recubrimiento interior que consume agua, y
puesto que el agua, al menos de momento, es barata, se trata de un sistema
asequible para cualquier casa o empresa”.
Esa película porosa se situaría entre dos
láminas de vidrio corriente, que lo aislarían de la humedad del ambiente para
que ésta no afecte al funcionamiento del invento (si no, no habría forma de
oscurecer las ventanas en Almería ni de aclararlas en Galicia). Así, con un
simple interruptor podríamos hacer uso de estas ventanas inteligentes con una
inversión más que razonable, aunque está por ver aún el tipo de instalación que
necesitarían esas ventanas.
Los investigadores han obtenido la patente de su
sistema, y se encuentran actualmente en fase de búsqueda de socios inversores.
Su idea es explotar comercialmente el invento. Levy asegura que podría
utilizarse tanto en casas como en oficinas, y no solo en las ventanas
exteriores. “Podría ser un elemento decorativo, o incluso servir para cambiar
la configuración de un espacio. Imagina un despacho o sala de reuniones que
pudieses hacer opaco solo cuando necesites cierta privacidad”.
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